Feriado nacional en Argentina, vaya uno a saber por qué.
Para empezar a despejar esas dudas, me dirigí a la página del Ministerio del Interior, que se ocupa de estos menesteres, y con sorpresa descubrí que es el único feriado del año sin motivo, en lo que no parece ser una casualidad. Vean si no.
La conmemoración en Argentina se remonta a un decreto de 1917, del por entonces presidente Hipólito Yrigoyen. Desde el Instituto Nacional Yrigoyeneano defienden sus intenciones, sosteniendo que la comprensión que este hacía de 'raza' no es precisamente la española, sino una raza mestiza, producto de la fusión que se dio con posterioridad a la conquista. Pero, como dice el dicho, el pez por la boca muere. En este caso, por su pluma, ya que el texto del decreto poco tiene que ver con las justificaciones dadas por sus simpatizantes más fervientes. De hecho, establece al 12 de octubre como "Fiesta Nacional". Pueden consultar el texto del mismo en el espacio que el Ministerio de Educación le dedica, junto con las modificaciones de la dictadura -que lo estableció como feriado no laborable- y subsiguientes.

Un fenómeno que trasciende a la Argentina.
Después de que lo hiciera nuestra república, varios países del hemisferio decidieron imitar la conmemoración con posturas ligeramente diferentes. Bartolomé Clavero, especialista en cuestiones indígenas para Naciones Unidas, hace en su artículo "12 de Octubre, Día de Oprobio y de Esperanza" un análisis muy interesante del asunto. En él muestra como se fue pasando de una postura hispanicista (influenciada por la Unión Iberoamericana) a otras más ambiguas, o incluso radical como la de Venezuela, que -siguiendo los reclamos indígenas- renombró la fecha como Día de la Resistencia Indígena.
Por estas tierras se está estudiando la posibilidad de cambiar el nombre actual por 'Día de la Diversidad Cultural Americana' de acuerdo a un proyecto del INADI.
¿Y de qué sirve la denominación?
Esta probablemente sea la pregunta más importante. La respuesta: de nada, en tanto y en cuanto no tomemos, entre todos, medidas concretas que lleven a la reflexión, la reparación y la toma de conciencia.
Reflexión, por un lado, en cuanto a la gravedad y a la magnitud de lo ocurrido. Se especula con que en época precolombina en América vivían cerca de 60 millones de personas, aproximadamente las mismas que en la Europa de entonces. 95% de esa población americana murió en los primeros 130 años después de la llegada de Colón, por causa de las enfermedades y el genocidio. Y no sólo esto, sino que además:
Para reemplazar como trabajadores a la gran cantidad de indígenas muertos durante el siglo XVI, a partir del siglo XVII los europeos capturaron alrededor de 60 millones de africanos al sur del Sahara, de los cuales unos 12 millones llegaron vivos a América donde fueron reducidos a la esclavitud. (*)
Y finalmente, toma de conciencia sobre lo que provocamos con nuestras acciones y omisiones cotidianas. Colectivamente, no hemos logrado dar igualdad a las lenguas originarias, ni a las tradiciones. Tal vez sí desde el plano legal, pero es letra muerta. Abundan los seres despreciables (porque menosprecian, precisamente) y no son condenados por el común de la sociedad.
Pienso que sería bueno que en el feriado de cada año todos los americanos pudiéramos reflexionar, volver a tomar conciencia y reconfortarnos con noticias de reparaciones concretadas.